
Preciosa, una osa fantasiosa


Hace muchos, muchos años, en un lugar llamado circo, vivía Preciosa, una joven osa de ojos pequeños, brillantes y muy expresivos.
Era tan grande que verla de cerca era todo un asombro, y más
aún para aquella pequeña ave que osaba colocarse sobre
su hombro.
Preciosa era muy amistosa y le encantaba ver a las personas y a otros animales. Sin embargo, algo le pasaba a la gran osa. A pesar del brillo de sus ojos, en su mirada había algo de tristeza.
Preciosa sentía que aquel lugar tan frío y con tantas luces, no era su hogar, y efectivamente, no lo era.
Cada noche se rodeaba de soledad y no podía evitar llorar.
—El circo no es lugar para ella, ni para ningún animal,
—decía la sabia cigua.
Después de protagonizar su espectáculo diario, y recibir tantos aplausos, Preciosa era llevada a una gran jaula de color marrón y gruesos barrotes. Ya entrada bien la noche, las estrellas iluminaban todas las carpas.

